Jóvenes y redes sociales: los límites entre el uso y el abuso
El uso de las redes sociales ha crecido enormemente en
los últimos años hasta convertirse en una referencia de comunicación por
Internet. Paralelamente, se ha suscitado un debate social sobre la conveniencia
de estas redes, especialmente entre los jóvenes, por sus posibles consecuencias
legales o familiares.
Para atende a esta preocupación
social creciente, la Fundación Pfizer ha organizado elV
Foro de Debate Social en
el que se han aportado las claves para el análisis de esta cuestión y donde se
han dado a conocer los resultados del estudio “La
juventud y las redes sociales en Internet”, que se puede
descargar gratuitamente enwww.fundacionpfizer.org.
Esta investigación responde a
preocupaciones prioritarias como los hábitos
y usos de los jóvenes en las redes sociales, o dónde está el límite entre el
uso y abuso. Para ello, el informe consta de una encuesta
representativa nacional de los diferentes rangos socioeconómicos de 1.000
chicos y chicas españoles de entre 11 y 20 años de edad, complementada con otra
encuesta paralela entre 1.000 padres y madres de los jóvenes encuestados, así
como de entrevistas en profundidad a reconocidos expertos en la materia.
“Se trata del primer estudio
riguroso realizado en nuestro país sobre el uso que hacen los adolescentes del
teléfono móvil, las nuevas tecnologías y las redes sociales que ofrece
Internet”, afirma Francisco
J. García Pascual, director de la Fundación Pfizer. En este
sentido, “la principal conclusión del estudio –añade- es que las redes sociales
se encuentran totalmente incorporadas al día a día de los adolescentes,
frente al elevado porcentaje de padres que desconocen en su totalidad o han
incorporado con más lentitud este tipo de herramientas. En este sentido, llama
la atención que un 30% de los padres todavía no tiene acceso a Internet”.
Revolución en la forma de
comunicación entre los adolescentes
Desde hace menos de un año se ha
producido una revolución en la forma de comunicación de los adolescentes ya
que, según revela el estudio, el 98
por ciento utiliza Internet dentro o fuera del hogar. Entre los
servicios de Internet que más utilizan los jóvenes, la mensajería instantánea (tipo Messenger) se
sitúa a la cabeza, seguida de la escucha on line de música y vídeos, la
búsqueda de información por razones de estudio o trabajo y el envío / recepción
de correos electrónicos.
“El 92 por ciento de los jóvenes usa las redes sociales para charlar con sus amigos prácticamente a diario. Sin embargo, solamente dos tercios de los padres son conscientes de que sus hijos participan en estas redes (casi el 40% de los padres son desconocedores de las redes sociales)” destaca García Pascual.
“El 92 por ciento de los jóvenes usa las redes sociales para charlar con sus amigos prácticamente a diario. Sin embargo, solamente dos tercios de los padres son conscientes de que sus hijos participan en estas redes (casi el 40% de los padres son desconocedores de las redes sociales)” destaca García Pascual.
En cuanto al tipo de
comunicaciones que se mantienen en estas redes sociales, los datos revelan un
significativo desconocimiento de los padres: sólo
la mitad conoce la participación real de sus hijos en páginas de amigos o blogs.
También existe un relativo desconocimiento de la frecuencia con la que se
conectan sus hijos a Internet.
En lo que sí coinciden padres e hijos es en el
principal uso que realizan los jóvenes de estas redes sociales: contactar con
amigos a los que se ve con frecuencia.
¿Supervisan los padres lo que
hacen sus hijos en Internet?
Como principal problema, el estudio subraya que ocho
de cada diez jóvenes usuarios de redes sociales dicen tener su propio “perfil”
en alguna de estas comunidades digitales (es decir, su propia página de
usuario, con sus datos personales o, por ejemplo, con sus propios comentarios,
imágenes, vídeos, etc.). Aspecto, que sólo 6 de cada 10 padres conocen.
Dentro del hogar, la mayoría de los jóvenes usuarios de redes
sociales utiliza el ordenador en su propia habitación, exclusiva
de él o ella (el 42,5% de los casos) o compartida (10,7%).Sólo
uno de cada cinco lo hace en un lugar común como una sala o salón familiar,
por tanto “a la vista” de los padres u otros adultos del hogar.
Ante una pregunta más directa, una mayoría de los
jóvenes usuarios de las redes sociales (el 52,8%) confirma que su padre/madre
nunca o pocas veces supervisa lo que hace en Internet.
Del mismo modo, los jóvenes facilitan más datos personales en
estas redes sociales de lo que sus padres creen conocer. Las
diferencias principales se producen en relación al nombre del chico/a y en la
edad. De mayor
a menor frecuencia de datos facilitados por los jóvenes en estas redes se
encuentran: su género,
nombre, edad/fecha de cumpleaños, ciudad de residencia, dirección de correo
electrónico, centro de estudio, gustos y aficiones; un 16,7%
ofrece su dirección postal; y algo menos, un 13,1%, su número de teléfono.
Según Francisco J. García Pascual uno de los datos más
relevantes del estudio es que “uno de cada cinco progenitores desconoce el
número de contactos que su hijo puede tener en las redes sociales en las que
participa. Y cuando afirman saberlo, el número medio dado se aleja bastante del
real: 36 contactos según los padres frente a los 116 que dicen tener los hijos”.
Además, los jóvenes participantes en redes sociales
reconocen tener o cumplir menos normas de uso de Internet que lo que afirman
sus progenitores (tiempo que se puede pasar conectado, tipo de información que
se puede compartir, páginas o redes sociales a las que se puede acceder).
Por último, este estudio también
aporta datos sobre el uso
de móviles entre los jóvenes: prácticamente nueve de cada diez tienen teléfono móvil.
Entre esta gran mayoría de jóvenes, tres de cada diez envía SMS diariamente y
seis de cada diez lo hace al menos dos o tres veces a la semana, hecho que
conocen sus padres, aunque estos últimos tienen la percepción de que sus hijos
están mucho más “enganchados” a su utilización diaria. Situación que se repite
con los mensajes multimedia: los padres perciben que sus hijos los envían con
mayor frecuencia de la que realmente presentan.
OJO
Riesgos del uso de las redes
sociales
Al ser preguntados por los
posibles riesgos del uso de las redes sociales, los jóvenes identifican de
forma espontánea una amplia variedad de posibles riesgos o amenazas. Citados de
mayor a menor frecuencia: posible vulneración de datos e información
personal, suplantación de personalidad, acceso a contenidos inapropiados o
peligro de entrar en contacto con gente deshonesta.
Afortunadamente, la gran mayoría de los jóvenes
usuarios de redes sociales parece no haber sufrido ninguno de estos problemas o
amenazas evaluados.
En todo caso, el problema sufrido más citado es el de
la adicción o el uso excesivo de estas redes (un 7,3% del conjunto de jóvenes
usuarios), seguido por el acceso a determinados contenidos inapropiados (6,1%).
Entre estos jóvenes, el desconocimiento de la situación por parte de los padres
parece ser la razón de que la mayoría de adolescentes afirmen que sus padres no
han tomado ninguna medida cuando han sufrido alguna de estas amenazas.
El “ciberbullying” es una de
las formas de acoso “más perversas”
El ‘ciberbullying’ es una de las formas de acoso “más perversas, malintencionadas y que más sufrimiento producen en sus víctimas”, según alerta el experto en menores e internet, Leonardo Cervera, quien explica que las personas que lo sufren, generalmente adolescentes de entre 13 y 14 años, se convierten en seres “inseguros, depresivos, solitarios e infelices” cuyo rendimiento escolar se ve profundamente afectado.
El ‘ciberbullying’ es una de las formas de acoso “más perversas, malintencionadas y que más sufrimiento producen en sus víctimas”, según alerta el experto en menores e internet, Leonardo Cervera, quien explica que las personas que lo sufren, generalmente adolescentes de entre 13 y 14 años, se convierten en seres “inseguros, depresivos, solitarios e infelices” cuyo rendimiento escolar se ve profundamente afectado.
En este sentido, el autor del
libro “Lo
que hacen tus hijos en internet” apunta que el fenómeno conocido como
‘ciberbullying’ o ‘ciberacoso’ tiene lugar cuando una persona ejerce presión
sobre otra “de forma repetida y maliciosa” a través del envío de correos
electrónicos. “Se trata de un acoso mucho más sistemático que otros debido a la
condición pseudoanónima del agresor”, aclara.
Observa el siguiente video para
conocer más sobre el tema:
No obstante, matiza que no se
trata de un fenómeno nuevo, ya que “siempre ha habido niños víctimas de acoso
en los colegios y gente que disfrutaba haciéndoles la vida imposible”. “Lonovedoso
y preocupante del ciberacoso es que las nuevas tecnologías ayudan a que estas
agresiones sean más reiteradas y hay que tener en cuenta, además, que
los adolescentes son fácilmente influenciables”, asegura.
Respecto al perfil de las víctimas, el
experto subraya que “cualquiera está expuesto a este fenómeno” aunque explica
que los ‘ciberacosadores’ suelen centrarse en los “raros”, aquellos niños “que
son diferentes física o anímicamente”. “El gordito, el empollón, el enfermizo o
el que está siempre con chicas es objeto de mofa por otros compañeros de las
redes sociales o recibe amenazas e insultos a través del teléfono móvil que le
llevan a pensar de sí mismo que tienen una vida miserable”, afirma.
Por su parte, el agresor suele ser un reflejo de su situación
en casa o de los problemas que tiene para relacionarse con los demás.
“En el caso de las acosadoras, este comportamiento suele ser síntoma de un bajo
nivel de autoestima, al contrario de los acosadores, quienes habitualmente
presentan un concepto de sí mismos demasiado alto”, asegura.
“Hoy en día algunos niños aprenden a utilizar internet
antes incluso que a leer o escribir”, mantiene. Así, destaca que, por regla
general, lo usan para jugar a partir de los ocho o nueve años y para ver vídeos
y comunicarse con otros (messenger), a partir de los diez años. Sin embargo, a
juicio de Cervera, la mayoría de los padres “no tienen ni idea de lo qué hacen
sus hijos en la Red”. “Muchos progenitores creen que lo saben porque ellos
también navegan, pero la diferencia está en que los padres usamos Internet y
los niños viven en él”, apostilla.
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